Los acúfenos representan una de las patologías auditivas más comunes. Con millones de personas afectadas, este trastorno auditivo plantea muchos interrogantes. En efecto, los acúfenos son difíciles de tratar. Cómo reconocerlos, atenuarlos o prevenirlos: te lo explicamos todo.
¿Una sensación de molestia en los oídos? ¿Un ruido de fondo, como un zumbido o un tintineo de una campana ? Quizá estés afectado por acúfenos. Ese nombre corresponde a unos síntomas que muchas personas padecen.
En efecto. puede que, tras un concierto de música, un espectáculo de fuegos artificiales o simplemente una exposición prolongada a un ruido, tengas la sensación de oír un chirrido en tus oídos. Se trata de un fenómeno puntual, la mayoría de las veces, pero puede convertirse en crónico y muy invalidante.
¿Crees que estás afectado por acúfenos ? Este trastorno auditivo se manifiesta por la sensación de oír un ruido aunque no exista ningún sonido exterior que lo produzca.
Los acúfenos se pueden comparar con unas alucinaciones auditivas. ¿Tienes la impresión de oír unos zumbidos o un sonido permanente? Esta sensación auditiva a veces aumenta en un entorno silencioso. La mayoría de los síntomas de los acúfenos se manifiestan sobre todo al acostarse.
A un profesional de la salud le puede costar detectar los acúfenos en un examen médico, pues en la mayoría de los casos el único síntoma de la presencia de estos es lo que siente el paciente. Los ruidos se pueden manifestar puntualmente o ser más continuos.
Las causas de los acúfenos son numerosas. Se distinguen dos tipos de acúfenos:
Los zumbidos o pitidos pueden manifestarse progresivamente o bien de pronto como consecuencia de un choque sonoro. Es importante saber la causa de los acúfenos para encontrar el tratamiento adecuado.
Los acúfenos son trastornos auditivos difíciles de tratar. En efecto, los acúfenos objetivos son los únicos que se pueden curar. Para los acúfenos subjetivos, no existe ningún tratamiento; aunque es posible atenuarlos para permitir a la persona afectada que los tolere mejor.
Si se trata de acúfenos objetivos,se puede intervenir. Por ejemplo, controlando la presión arterial para hacerlos desaparecer. El paciente tiene la sensación de oír fluir un líquido o latidos, y gracias a los medicamentos para controlar la tensión, se pueden tratar estos fenómenos.
En cuanto a los acúfenos subjetivos , se puede ayudar a la persona afectada a que olvide los sonidos que percibe. El cerebro se centra en esos sonidos imaginario , en caso de estrés, por ejemplo. La sofrología o la hipnosis ayudan a atenuar los acúfenos.
Si la persona padece acúfenos asociados a la bajada de tensión, llevar audífonos puede ser una solución para disminuir esos sonidos molestos. El paciente recupera su bienestar auditivo y los acúfenos disminuyen gracias al aparato.
La mejor solución para evitar los acúfenos es proteger la audición. En efecto, si bien la aparición de acúfenos asociados a la presbiacusia es normal, los traumatismos sonoros pueden desencadenar acúfenos mucho antes. Los conciertos de música, la escucha prolongada con cascos, los ejercicios de tiro o la práctica de motociclismo sin protección: todas ellas son actividades que pueden provocar acúfenos.
En cuanto la audición se daña, se oyen acúfenos. La mayoría de las veces es algo puntual, pero la repetición de esos traumatismos podrá hacer que se manifiesten con más continuidad. Tu capital auditivo es valioso, cuídalo.
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